Hace unos días ya, quería pensar en qué escribir. Pero creo que lo mejor en esos casos es escribir en lo que estoy pensando. Y claramente, me doy cuenta de que me gustan los juegos de palabras.
Al mismo tiempo, tengo tantas cosas en la cabeza, que están como colgaditas en una soga como en stand by para ser pensadas, como en filita, ya sin saber cuál es la más importante, cuál la más urgente, y cuál ni vale la pena pensarla. Y en ese preciso momento me doy cuenta de que de eso se trata, que justo en este momento de la vida estoy creciendo casi todo el tiempo. A veces uno no lo elije (eso no quiere decir que no lo prefiera, sólo que pasa, y ya),y de repente se tienen más cosas en la cabeza que antes, y cada vez son más. Y cada vez más complejas, y difíciles de entender y de explicar. Más cosas que afectan a uno directamente, y otra cantidad que si bien no nos pinchan el culito, sentimos que debemos encargarnos de ellas.
Lo que es una certeza, eso sí, es que es lindo que te entiendan, porque te hacen sentir contenido ante todas estas cosas (de las que no hablé ni un poco, porque un blog no sirve para eso, está claro). O que al menos te den un mimito.
Lo bueno es que existen unas lindas vacaciones en la playa llenas de mimos, tiempo y silencio para pensar.