Un día un loco en el ejército chino decidió patear una pelotita, poner una red, y mandar a todos a patearla y a ver quién mete más. De repente todos se empezaron a copiar, y de pronto por todo el mundo había juegos (y no tanto) que consistían en el mismo asunto. Siempre con nombres diferentes. Hasta que un inglesito le puso nombre y apellido, y crearon reglas, y asociaciones, y bueno, se expandió así, como pan caliente. De repente se empezó a pensar en juntarnos todos una vez cada unos años, y jugar por un premio. De ahí salió el mundial. Casi al unísono brotaron los simpatizantes, fanáticos, los patriotas y demás yerbas. De repente los hinchas hablaban de tal manera que supone de alguna manera que ellos también juegan, como por ejemplo "hoy le ganamos a estos putos" . Y así como quién no se da cuenta del barrito que le salió por debajo del flequillo, el fútbol es una religión, una creencia, una forma de vivir y una excusa para putear. Y una estrategia para llevarnos a todos al tacho.
perdón por la oscuridad
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Hace 3 años.
2 comentarios:
diez quintines.
beso potra.
amén
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